martes, 28 de abril de 2020

Flacos de entendimiento


Hace tiempo subí una referencia al tema que había leído en mi libro 
 de los Secretos de Agricultura, casa de campo y pastoril que hace muchos años me encontré en un baúl en casa de mis abuelos, donde nací. 

Lo he encontrado en internet, tiene muchas curiosidades que pueden entretener.
Hay una referencia al cuidado que hay que tener cuando se sale de casa, no había coronavirus…a dos varas, casi son 2 metros…era para ellas pero como dice Secular

podría valer..para todos.





domingo, 26 de abril de 2020

V CONCURSO CATADORES Y VIÑEDISTAS VILLA DE ARIZA



A pesar de la situación, debido al coronavirus, vamos a empezar a preparar el concurso 2020.

Intentare ponerme en contacto con los viñedistas de Ariza para que vayamos preparando nuestros vinos y podamos presentarlos al concurso que ya se ha convertido en habitual en la puerta de ayuntamiento y que este año no podemos dejar, por lo que debemos prepararnos.

Los vinos están en nuestras bodegas reposando y esperando que los podamos probar, ya son 2 meses sin echar un anzuelo y ver la evolución en las barricas de robles nuevas que este año hemos usado por primera vez.

Según me informan esta lloviendo bastante, esto es buenísimo para las viñas y también para las bodegas, cuevas en la ladera del castillo cavadas en tierra arcillosa que necesita cierta humedad para mantener la consistencia de los techos y paredes.

Los pocos viñedistas que quedamos seguimos afanándonos en cuidar nuestras viñas en tiempos muy difíciles y dedicamos mucho esfuerzo a ello, con lo que el concurso puede ayudar a dar a conocer  la ilusión con la que cuidamos y hacemos nuestro vino garnacha y así intentar conservar lo que a nuestra tierra ha significado desde hace mucho tiempo un medio de subsistencia que ahora y de momento solo es un intento de conservar parte de nuestras raíces y  que podría ser un homenaje a nuestros abuelos.

Aunque en cualquier oficio artesanal se trabaja muchas horas, al menos uno puede dormir tranquilo de noche, porque sabe que sus manos y su mente han producido algo lo mejor que han podido.

Este oficio no nos hará ricos pero ¿qué tiene eso que ver con la vida?


sábado, 25 de abril de 2020

20 minutos

Seguimos con el cuarto relato, una vivencia bien contada (sobrino pequeño) de la que ahora hasta nos reímos, supongo que nos pasara lo mismo con el coronavirus.

20 minutos

Corrían los 2000, segundo de la ESO es una etapa complicada para un chaval del Barcelona, zurdo y con cierto parecido a Jesulín de Ubrique (eso decían).
Todo fluía relativamente bien o eso pensaba ese joven, porque no todo fluía como debía. Un día sin aviso previo una fuerte dolencia brotó de su abdomen, un dolor intenso, punzante y que no tenía fin después de cada ingesta de alimentos.
Asustados, sus padres le llevaron a las urgencias de uno de los grandes hospitales de la ciudad que habitaban. El día de la hispanidad lucía en lo alto del edificio, esa mole de cemento, donde dolor y cura se mezclan día tras día.
Llegaron a uno de los peores lugares donde puede estar una persona, las urgencias de un gran hospital. Allí, después de una larga espera e interminables pruebas, llegó el veredicto...disculpa muchacho, dijo el frío doctor, ¿hace cuanto no alivias tus intestinos? Preguntó saboreando cada una de sus palabras tras una leve sonrisa... quizás días, contesto el asustado muchacho...
Minutos más tarde, tumbado en una camilla, bajo la mirada de varios estudiantes y despojado de sus pantalones, el muchacho escuchó las siguientes órdenes...ponte en posición fetal y tranquilo, notarás algo frío y a mi señal tendrás que hacer fuerza.
Una pera con medio litro de laxante se dirigía hacia su esfínter y no había nada que hacer, sólo dejar que pasara.
Todos fueron testigos, padres, estudiantes, enfermeros, todos lo vieron...ya puedes apretar, se escuchó en la sala. Todo había terminado o eso creía él.
Mientras el muchacho se vestía avergonzado, escuchaba la conversación del médico con su madre. Será cuestión de 20 minutos, le dijo el doctor.
¿20 minutos para que? Se preguntó el muchacho; pronto lo entendió.
Pasaron esos 20 minutos y algo incontenible emergió de el, algo que no podía esperar y que rápido salió de su cuerpo.
Qué alivio, qué sensación de ligereza. El muchacho se sabía curado, el terrible episodio y toda la vergüenza habían merecido la pena. Hablo alegremente con el doctor, ese antiguo enemigo y sádico personaje que ahora era su héroe, ¿mejor? Le dijo el doctor, si contesto con la cabeza y con una amplia sonrisa el muchacho. Perfecto, pues a casa a descansar, concluyó el doctor.
A veces, la vida no te prepara para ciertos momentos, sobre todo cuando el ser humano pierde toda su humanidad y se rebaja a su forma más animal en cuestión de segundos. Pues otra vez estaba en la misma situación, otra vez algo emanaba de él, algo que no podía esperar, algo para lo que la dignidad no está preparada.
Corrió por el interminable pasillo, escuchando la voz de su madre, ¿que te pasa? Le preguntaba preocupada. El no podía contestar, no de una manera racional...dos palabras, dos palabras lapidarias salieron de entre sus dientes...me cago.
Al final del pasillo estaba el baño, el lugar donde lo más indigno está permitido, donde todo tipo de sonido, olor y quejido está permitidos. Donde él sabía que todo podía terminar.
Abrió la puerta, y la suerte se alió con él, estaba vacío, pero no siempre se puede cantar victoria...cuando en un rápido movimiento perfectamente coordinado, abrió la puerta del aseo mientras bajaba sus pantalones, algo en él falló, algo no esperó la orden, era su esfínter.
Un fuerte caudal emanó de su cuerpo, como si fuera una manguera sin control, manchando paredes, suelo y puerta...está vez todo había terminado. Solo para él.
Mientras él se aseó como buenamente pudo, perdiendo allí su prenda más íntima, ya que no había nada que salvar, se abrió la puerta.
Se llamaba Mercedes, Merceditas para los amigos, y le quedaban dos meses para la jubilación después de muchos años en el servicio de limpieza del hospital y creía haberlo visto todo.

jueves, 23 de abril de 2020

Primos

Tercer relato. Aquí el sobrino mayor, sube el listón y  cuenta su vivencia de una manera bonita.
Seguimos el coronavirus y estamos deseando poder cuidar nuestra viña.

PRIMOS

Fibonacci en las abejas,
sin presencia aparente en humanos
pero en aquellos tiempos
sí que las generaciones
presentaban numerales crecientes,
dos abuelos, dos padres y diez tíos
hacían posible la existencia
de una veintena de primos.
                           [La algarabía en el patio
                             azote de macetas y flores
                             cordones desatados
                             calcetines desparejados
                             pantalones sucios y camisetas rotas
                            algunos llantos y muchas risas,
                            primos y primas, la primera pandilla.]
 Primos primeros y primos segundos,
los primos hermanos los primeros,
juegos de jauría,
aprendizaje romo de la roma vida,
navidades atestadas
siempre hubo comida para todos,
aunque nunca suficientes bicicletas
ni bastantes libros ni tebeos.
Amanecían las caras de los Abuelos
al inicio de las vacaciones
cuando los que estaban cerca
y los que estaban lejos
asomaban sus coches por la plaza,
atestando la calle del verano.
                           [Cuando comenzaba el regreso,
                            con los colores naranja y rosa del ocaso
                            reflejado en las nubes
                           que anunciaban el próximo otoño,
                           al anochecer de sus caras
                          se unió la lluvia de sus lágrimas.]

martes, 21 de abril de 2020

El tren de Launa

Siguiendo con los relatos cortos prometidos durante el encierro del COV19 , subo el segundo, los protagonistas son los mismos que plantaron la viña O Biedau en 1944.
Este relato se remonta a los años 60 cuando estaba estudiando en Ariza. 

El tren de Launa


Estoy en el Hortal, son las 12:30 y ya me voy a la Huerta a comer,  es domingo y me toca con los yayos paternos.
Me suelo ir por la estación que huele a carbonilla, hay muchos trenes de mercancías y viajeros.  Al  llegar al depósito del agua oigo jurar en hebreo, macabeo y en todo lo posible, la Monina; va accionado con las manos, cabeza y todo lo que puede y diciendo que cuando la pille le saca los ojos si no se los ha sacado la Angélica, anda anda, que te cuente tu abuela lo que ha pasado. No se ni qué decir y me voy rápido a casa de mi abuela.
Es casi la launa, mi yayo Manuel en la cadiera y diciendo chico chico, estos no vienen, cosa que repite 7 veces antes de preguntarle a mi yaya Angélica que me diga lo que me ha dicho la Monina.
A esa si que la voy a sacar los ojos, por ser una alcagüeta he tenido que salir a dejar claras algunas cosas a la Arrastraramales que  estaba alcagüeteando por todo el pueblo lo de tu tío Manuel, y además, tu yaya Candelas habrá sido la que lo ha ido diciendo, que con la Marialuisa son las mayores alcagüetas del pueblo, como me presente en el centro se van a enterar las dos.
Yo no entiendo nada y sigo oyendo a mi yayo Manuel entre trago y trago de la bota , chico chico, estos no vienen y va a pasar el tren y no comemos… hace media hora que he vuelto de misa y aquí no ha venido nadie… donde estarán…  chico chico, que hagan lo que quieran… pero chico chico, cuando vengan les voy a decir que es la última vez…
En la radio suena https://youtu.be/EiXs2WUBp-U
Por fin llega el tío Antonio. Dice que hay que hablar porque necesito dinero y me quiero comprar una moto. Una moto…  te doy con la rasera y vas a tener moto… se lo dices a tu hermano… chico chico, launa y sin comer…
El tío Manuel… anda que la que me han contado… en el Hortal y delante de todo el mundo… has arrastrado a la engañaliebres y la arrastraramales de los pelos… ya tenemos una buena … Y porque no me han dejado si no las tiro a las dos a la acequia… que a mi no me dicen esas cosas a la cara… el otro día estuve haciendo madalenas con la Monina y estaban ellas dos y no me dijeron nada y luego van por ahí cascando, y el Manuel, pues que sea la última vez… la última vez.
A todo esto la yaya sigue haciendo la comida y poniendo la mesa… cardo con almendras (la jodi) y lomo de tinaja.
Come cardo que solo sabes comer garbanzos…
¿Has ido al Entinar? pregunta el Manuel al Antonio. ¿Y por qué no has ido tú, en vez de ir al casino?… chico chico,  iré yo… ¿cómo vas a ir tú, padre?…  chico chico, hacer lo que queráis…
Anda, dile a tu hermano lo de la moto… ¿Qué moto?… Necesito una moto… ¿Paqueeee? Ya te ha comido el tastabis la cabeza… yo sé para qué quieres la moto… Tú que sabrás… para ir a Terrer… ¿a Terrer? ¿Y qué se ha  te ha perdido a  ti en Terrer?….
Las voces suenan en  toda la huerta y por lo bajo se oye a alguien que quiere borraja… Anda, ve tú, que con el vino que has vendido y la borraja ya tienes dinero para el domingo. Sí, pero es muy poco…  así no vas a Terrer.
La yaya Angélica en ese poco rato de comida se ha levantado de la mesa 27 veces, ella y el Manuel son los jefes y el Antonio se queda sin moto…y tiene que seguir trapicheando con el vino y la borraja…
Ya  eran la 13:30, todo esto había pasado en un pispas. El Manuel se va al casino a toda pastilla, el yayo con las manos detrás y chico chico… Santocristo, ayúdame, no puedo con ellos…
El Antonio vendiendo borraja a uno de la renfe y yo esperando que mi yaya me diera el duro.
Esto era así  todos los domingos y fiestas de guardar…


lunes, 20 de abril de 2020

La gallina de los huevos de oro


Hola de nuevo.
Durante estos días hemos estado contando algunas historias sobre nuestra familia y sobre nuestro pueblo Ariza. Hemos hecho un concurso de relatos que finalizara cuando realicemos la vendimia 2020, estamos deseando reunirnos después del  COV19.

Aquí tenéis el primero:


                         “La gallina de los huevos de oro"

A orillas del rio Jalón, en la provincia de Zaragoza, hay un pueblo llamado Ariza: La Puerta de Aragón.
En este pueblo se menta una curiosa historia a los niños: "La gallina de los huevos de oro" basados en la inocencia de los niños, los envían a las laderas del castillo para buscar dicha gallina lo único que necesitan es paciencia y una azadilla. No hay que decir que ninguno la ha encontrado, ninguno la hemos encontrado.
Esta historia, como tantas otras, tiene su origen en la memoria del pueblo, en los cuentos alrededor del hogar, cuentos de viejas etc. pero que quizás tengan algo de certeza.
La conquista de España por los árabes en el siglo octavo hizo que estos se distribuyeran por los mejores sitios. La feroz ribera del Jalón fue uno de ellos trajeron nuevos métodos de  irrigación, construyeron azudes, acequias, plantaron frutales; introdujeron los gusanos de seda, eta todo ello para obtener alimentos para su vida. En lo alto del cerro, que domina la vega, construyeron un castillo, desde donde su jefe Abútasar mandaba en toda la comarca. Este castillo, fuerte y rodeado de murallas, le hacían dueño del paso entre el nacimiento del rio y la ribera del Jalón. Abutasar era rico en hombres, alimentos y vasallos; era feliz con su esposa y su hija Fátima y dejaba pasar el tiempo en torneos con sus vecinos.
Se menta que un día se presentó a las puertas del castillo un forastero, solicitando comida y albergue. Abutasar al saberlo envió a su jefe de guardia para que la proporcionare todo lo necesario: comida, ropa, etc. que habilitara un lugar para pasar la noche en un lecho cómodo.
 A la mañana siguiente el forastero pidió audiencia para agradecer a Abutasar sus gentilezas. Fue recibido al instante
El forastero dijo: Señor quiero agradecer vuestra hospitalidad y como recompensa a su amabilidad quisiera realizar para mi señor un regalo para que seáis recordado siempre.
Abutasar le contesto:
- no es necesario pago alguno por lo realizado, la hospitalidad es sagrada para Ala, misericordioso y grande, pero si así lo queréis decirme que necesitáis.
El forastero contestó: una habitación con un fuego y nada más.
El forastero se retiro al aposento preparado por los sirvientes y se encerró por dentro. Pasaron tres días en los cuales nada se supo del visitante, solo unos golpes atenuados por las paredes y poco más. Al cuarto día el forastero salió de la habitación con un bulto tapado con un paño negro y solicitó audiencia con Abutasar.
Llego a su presencia, e inclinándose, le entrego el presente. Abutasar quitó el paño y se quedo maravillado. Ante sus ojos una gallina refulgía de oro, sus ojos eran dos rubíes que rutilaban maravillosos.
El forastero, al ver su asombro, le dijo:
- no es el valor del oro lo que tiene esta gallina, sino lo que encierra en su interior. Todos los años, en primavera, pondrá un huevo de oro y la dicha y felicidad te sonreirán para ti y toda tu familia, por ser un hombre generoso con tus visitantes.
El forastero abandono al instante el castillo y nunca mas se supo de el. Abutasar, un poco incrédulo, espero impaciente la próxima primavera, para ver si se cumplía el prodigio del visitante. Llegada la primavera, Abutasar coloco la gallina encima de una mesa y al momento esta desplegó sus alas, se estremeció varias veces y Oh!  Ala', Misericordioso, puso un huevo de oro.
La noticia corrió por todos los contornos y la fama y poderío de Abutasar creció todavía más.
Pasaron muchos años, felices para Abutasar y su familia.
Los huevos de oro, que no habían faltado ninguna primavera, habían aumentado su fortuna. Su hija se había casado y muchos nietos correteaban por el castillo, pero negros nubarrones se cernían sobre la comarca. Noticias llegadas de Zaragoza hablaban de los cristianos que conquistaban muchas tierras. Llegó la primavera y Abutasar realizó la prueba con la gallina: esta estremeciéndose y sin batir las alas, puso un huevo, un huevo de piedra. Abútasar, con cerca de ochenta años, temió lo peor, su buena suerte se le había acabado. Al otro día, con los claros del sol, las trompetas anunciaron el ataque de los cristianos un ejercito realizaba tareas de asedio. Hubo luchas encarnizadas y Abutasar viéndose perdido, por un portillo de la muralla y en la obscuridad de la noche enterró la gallina de los huevos de oro en las faldas del castillo.
No cuentan como acabo Abutasar, pero los cristianos, sabedores de la historia, buscaron por todas partes a la famosa gallina. Buscaron y buscaron y en la memoria de sus descendientes permaneció la leyenda hasta nuestros días.
Esperemos que algún día alguien, de buen corazón y con mucha suerte encuentre " La gallina de los huevos de oro".




VI Concurso catadores Villa de Ariza

 El pasado día 15 celebramos en las fiestas de Ariza el ya tradicional concurso de catadores. Tratamos de promocionar la Bodega O Biedau y s...