Está claro que es para su conservación y que se
viene haciendo desde hace mucho tiempo.
Nosotros no vamos a
añadir aunque nos sigan diciendo que no hay problemas. También está claro que
es muy raro encontrar botellas donde especifiquen claramente si tiene añadidos
o no y curiosamente cuanto menos calidad menos posibilidades de que aparezca en
la etiqueta sin tiene o no.
Esto me lleva a pensar
que algo no funciona bien y que hay intereses para que siga todo igual y es obligatorio que conste en la etiqueta de
la botella de vino cuando se encuentre en concentraciones de más de 10mg/litro,
pues como indica la Directiva Comunitaria 2003/89/CE, se debe indicar cualquier
ingrediente con capacidad alérgena y es el caso de los sulfitos.
RAE:
alérgeno.
(De
alergia y ‒́geno).
1. m. Sustancia que, al introducirse en el organismo, lo sensibiliza para
la aparición de los fenómenos de la alergia.
Los sulfitos o
anhídrido sulfuroso se encuentran de forma natural en el vino en bajos niveles, pero
posteriormente suelen añadir más para una mejor conservación del vino. Esta
práctica se viene realizando desde hace siglos y su finalidad es la
conservación del vino, inhibe bacterias y mohos, evita la oxidación del vino,
preservando el aroma y frescor. Según los viticultores, sin este aditivo no
se podría garantizar la calidad del vino.
Para
mí la normativa está mal y/o adaptada a intereses,
debiera decir que siempre que no sean naturales tiene que estar especificado en
la etiqueta.
En el próximo viaje a EEUU quiero llevar un par de botellas de “O
Biedau” 2004 para comprobar si le afecta
el viaje, espero que no.
Todavía
no sabemos muchas cosas del vino, pero tenemos claro que la clave está en el
cuidado de la viña y no en la bodega.
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